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miércoles, 18 de marzo de 2009

Acto cultural

Una de mis dichas semanales es que el Trenet es como ir a cagar, un acto cultural.

Esta idea nace de la ideosincrasia popular, de la mágia del tren, vamos nace de las horas muertas entre trenes, trasbordos y retrasos.

En el trenet me he leido libros, si enumero unos 20, escuchado cientos de discos y arreglado el mundo un par de veces. Eso si de arte se ha debatido, se ha luchado, defendido y aprendido, con profesores y alumnos.

Debemos dar gracias a que los señores de FGV no saben programar un tren con otro y no conocen la línea recta, gracias a ellos el tiempo muerto trenil es la grandeza de la cultura, es más, recuerdo unas navidades que al comprar un total de 10 billetes o recargar el bonobús te regalabab el Cuento de Navidad de Dickens, que era apropiado para la fecha pero no para el día a día, en este caso hubiera sido mejor algo como el Quijote.

Pero dejemos de observar el lado cultural del tren para centrarnos en el problema subyacente a este hecho, detonante de cultura universal y algo de arte: Los retrasos.

Sin ir más lejos, el viernes pasado decidí emprender mi habitual viaje de regreso a casa, y como cual Homero me dirijí hacia mi Ítaca particular, Alicante. Desde el momento en que pisé la parada de Garganes (inicio y fin de mi epopeya) sabía que los planes no iban a salir bien.

Era la hora indicada y por supuesto el tren llegó con tres cuartos de hora de retraso y debido a ello se me obligó a esperar para el siguiente tranvia transbordado en Benidorm. El intercambio fue rápido y limpio. La llegada a Alicante rozó la ensoñación. Resultado: 2 horas y media para llegar a casa. TRAM anuncia su llegada a Alicante desde Benidorm en una hora y cuarto, y en letra pequeña recuerdan lo bien que funciona nuestra querida Línea 9, el Trenet de toda la vida.

Esta pequeña anéctota trenil no es más que un grano de arena de una de las muchas montañas, construidas y por construir que nos quedan gracias a los señores del TRAM.

Mañana volveré a casa, y me he comprado un par de libros nuevos, para "pasar el rato".


Fdo:
Un humilde redactor